Que pedo mis inditos color mole, hace unos días lurkeando en el chan me encontré la historia de un negro hablando de su experiencia en el Volcán Xitle y dejé una experiencia pero, me gustaría ahondar más en ella y de paso ver qué opinan ustedes y si alguna vez han experimentado algo similar.
La cosa está así, llevo escalando, haciendo senderismo y alpinismo durante un buen rato y he estado en varias montañas de México y una en Guatemala (El Volcán de Acatenango) pero tiendo a hacerlo todo solo por qué me siento más a gusto y disfruto más los paisajes y la experiencia en solitario. Con todo esto dicho, en un momento hace dos años me aventure a subir el volcán Iztaccihuatl en solitario, en ese momento era más inexperto y no me había preparado bien para el ascenso puesto que a pesar de que yo sentía en el momento que el mal de altura no me afectaría tanto, al llegar al pecho de la mujer empecé a sentirme mal y el dolor de cabeza y los mareos empezaron a hacer de las suyas y empeorar conforme subía mas, sin embargo, después de haber pasado el día y comer en el refugio y salir a la una de la mañana y prepararme para el ascenso a la cabeza me aferre a subir a pesar del mal clima, los mareos y sumando que era invierno una nevada con vientos fuertes me alcanzó, pensé en dar la vuelta y me pendejee por haber subestimado a la montaña pero vi en el camino a pesar de la poca visibilidad la silueta de otro alpinista que me saludo a lo lejos > ¡Holaa!
Me gritó, saludé de vuelta y camine hasta el, no podía verlo muy bien pero me di cuenta que estaba sonriendo gracias a la luz de la linterna de mi casco > ¿¡Vas a subir?!
Me preguntó y apuntaba con uno de sus bastones hacia arriba > ¡Si!
Asíntío con la cabeza y me dio dos palmadas en el casco > ¡Vamos!
Nos amarramos con una cuerda y empezamos a caminar y se puso detrás de mi, ambos íbamos callados pero cuando sentía el mal de altura muy pesado este tipo parecía darse cuenta y jalaba la cuerda dos veces y me instaba a seguir subiendo, aunque pensaba que moriría por qué podría caer y resbalarme por un risco este tipo siempre estaba en mi espalda y lo escuchaba reír y animarme a seguir subiendo con palabras como > ¡Vamos compañero, la cumbre ya está cerca!
Y aunque la ventisca amainaba, la nieve en los crampones y mi ropa empezaban a pesar, pero en cuanto llegamos a la cumbre y vi el paisaje nuboso pero que era bañado por los primeros rayos de sol sentí que todo valió la pena y me voltee para celebrar con mi compañero pero fue ahí que sentí como toda la sangre de mi cuerpo se fue a mis pies por qué ahí no había nadie > ¿Cayó? > ¿Cayó por un acantilado y no me di cuenta? > Pero era imposible ¡Lo hubiera sentido por la cuerda!
Vi a mi cintura y me di cuenta que no tenía ninguna cuerda aunque vi este tipo enlazarme y enlazarse a el con una.
Me cagué en los pantalones negros, y me propuse a bajar lo más rápido posible hasta el refugio en cuanto el clima mejorase y aún en mi malestar y alusin por la altura pensé en ese tipo y recorrí el camino por el que habíamos ascendido para ver si podía encontrarlo pero nunca lo encontré, y en la nieve solo había un par de huellas, las mias. Después de eso, me interese más en el alpinismo y leí el fenómeno del tercer hombre y de como este aparece en situaciones límite, igual le agradezco que haya aparecido, de lo contrario no solo no hubiera llegado a la cumbre, si no que en ese estado y ese clima, no se si hubiera podido bajar de la montala ¿Que creen ustedes que sea mis blackies? Instinto de supervivencia o algo más sobrenatural, sea como sea aquí les dejo un poema sobre eso de los primeros que reportaron este fenómeno
«¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado? Cuando cuento, solo estamos tú y yo,pero cuando levanto la vista hacia el camino blanco siempre hay otro caminando a tu lado« -T.S Elliot.
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