@22,439
Esta historia es algo asi como un sucesor espiritual de la historia de los garabatos.
Bien, pues algunos años después del incidente de los garabatos, me encontraba en casa de mi abuela. Un contexto importante para entender parte de este relato es que en dicha casa siempre se han sentido, visto e incluso escuchado cosas extrañas, realmente no sabría decir si fue debido a que el tío raro de la familia, al no saber comunicar sus emociones de manera asertiva, optó por entrar a una pseudo religión basada en, como probablemente ya imaginarán, adorar algún tipo de demonio. Dicho tío con anterioridad ya había hecho alguna especie de ritual en el patio de la casa de la abuela, uso algunas cosas bastante específicas, así que puedo recordar un par de ellas. Entre las cosas que utilizo había Sal de mesa, velas y por raro que parezca, el adorno de una farola de mi ciudad. Aparentemente,  antes de la remodelacion de mi ciudad habían emblemas "Diabólicos" en las farolas de todo este lugar.
Entonces, dicho ritual se lleva a cabo en el patio de la abuela, en ese mismo patio se encuentra el cuarto de la hermana de este tío,  que debido a que estaba recién dejada en el altar, decidió sobrellevar su ruptura coleccionando de manera enfermiza y llenando su cuarto con muñecas de porcelana.  No miento al decir que las pequeñas perras seguramente estaban malditas desde que las compraron. Imagen relacionada. 
Regresando a lo importante.
> Siendo yo.
> Unos 8 o 9 años.
> Jugar en el patio de la abuela cuando >comienzo a escuchar susurros a mis espaldas.
> Automáticamente se encienden las alarmas. Relaciono rápidamente los susurros con los garabatos, había bloqueado el recuerdo.
> Decido ser yo mismo y tal como imaginan, procedo automáticamente a que me valga verga y seguir jugando.
> Minutos después,  nuevamente,  susurros.
> Lentamente los susurros se vuelven risitas, las risitas calladas se empiezan a deformar a carcajadas maníacas. 
> Decido aceptar mi destino e ir hacia donde provienen las risas.
> Entrar al cuarto de las muñecas. 
> Quedar pasmado.
> Las muñecas temblaban frenéticamente en sus estanterías, tal como si fuera un temblor, las muñecas se mecian de manera frenética a la par que las risas se volvían cada vez más y más locas.
> Salir del cuarto blanco como papel.
> Tomar un galón de agua bendita y rociar a las muñecas.
> Generarle una deuda millonaria a mis padres,  ya que decidí romperle la cabeza a todas y cada una de las muñecas.
> Caer enfermo al romper la última de las muñecas.
> No volver nunca a casa de la abuela.