A decir verdad son muchas. La más extraña que puedo comentarte desde que vivo en esa colonia, es un día que me desperté temprano porque escuché ruidos en la habitación. Al voltear al clóset (el cuál no tenía puertas en ese momento), vi salir muchas manos pálidas, de un grisáceo tono, delgadas, todas ellas haciendo movimientos de llamado. Eso fue entrada la madrugada.
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