Anónimo A inicio esta discusión hace más de 2 meses#4,325
He escuchado historias sobre casas embrujadas, hospitales, cementerios, o pequeños pueblos alejados de las grandes urbes dónde están maldecidos; pero ¿Toda una colonia dentro de una urbe? Suena extraño, pero es verdad. La colonia donde vivo, es una sopa de historias terroríficas extrañas entre cada una de ellas. Desde apariciones fantasmales en casas. Muertes misteriosas. Extraños personajes que deambulan por las calles como lo es un hombre con sombrero de copa cuyo rostro no se puede ver, las pequeñas personitas que se ven corriendo por las noches entre las hiervas de los lugares vacíos, las ventanas que son golpeadas como quién toca pidiendo permiso para entrar, o uno de los más fascinantes donde una niña de 4 años le dijo a su mamá, que la niña que vivía en su clóset tenía miedo de salir, porque tenía miedo de que su papá la volviera a matar. Es tan extraño como tantas historias pueden coincidir en un sólo lugar. ¿Cuántos actos llevaron a qué aquel lugar se impregnara con sentimientos de dolor que aún hoy en día provocan manifestaciones? No lo sé. Lo único que puedo decir, es que resulta fascinante vivir en un lugar que puede asustarte en cualquier esquina.
A decir verdad son muchas. La más extraña que puedo comentarte desde que vivo en esa colonia, es un día que me desperté temprano porque escuché ruidos en la habitación. Al voltear al clóset (el cuál no tenía puertas en ese momento), vi salir muchas manos pálidas, de un grisáceo tono, delgadas, todas ellas haciendo movimientos de llamado. Eso fue entrada la madrugada.
@OP
El centro de la CDMX y sus alrededores, supongo que al ser un lugar de alta afluencia y con tantísima historia, la energía de personas se ha quedado atrapada ahí. Tengo un amigo que trabajo como guardia de seguridad para una agencia del gobierno en uno de los museos, más específicamente el Museo del Palacio Nacional de Medicina antes Palacio de la Inquisición que dice que frecuentemente mientras daba rondines por el patio central podía ver figuras observarlo desde los arcos y como tocaban las puertas de vieja madera que llevaban a las diferentes exhibiciones del museo además de que también tocaban la enormisima puerta del palacio como si estuvieran esperando les abrieran.
En una ocasión también pudo jurar ver a dos figuras caminar y pasearse tranquilamente por el patio vestidos con ropa antigua y en otra ocasión los mandaron a el y a otro compañero a revisar la entrada de los túneles que conectan todo el centro histórico pero bajo la advertencia de el encargado de "jamás adentrarse sin una lámpara y un párroco pasadas las 12 de la noche." Además de muchas otras que me contó que hicieron de ese trabajo algo muy demandante y agotador.